jueves, 15 de diciembre de 2011

Bibliografía

Visión cómica

El mito de Ulises, como otras obras clásicas y no tan clásicas, no se pudo librar de ser parodiada. Nosotras, como no queremos que nuestros lectores se pierdan ninguna interpretación del mito,   hemos decidido incluir algún vídeo cómico sobre el mito.




En este vídeo, del programa Un, Dos, Tres de la TVE, nos muestra a una Penélope muy indignada por la tardanza de Ulises y le reprocha el haberlo esperado. También se muestra molesta por que no se cree que las historias sobre gigantes y sirenas que le cuenta al volver y sobre todo por haber tenido que rechazar a todos sus pretendientes.

Cuadros sobre el mito de Ulises


Charles Gleyre, Ulises y Nausícaa


Ulises amarrado al mástil


Ergos, el perro


 Penélope 


Una sirena

Influencia del mito

  • James Joyce (1882 - 1941) es considerado como uno de los escritores más influyentes del siglo XX. Su fama es debida a obras como Dublineses, Retrato del artista adolescente y, sobre todo, a Ulises. Joyce alcanzó fama internacional en 1922 con la publicación de Ulises, una novela cuya idea principal se basa en la Odisea de Homero y que abarca un periodo de 24 horas en las vidas de Leopold Bloom, un judío irlandés, y de Stephen Dedalus, y cuyo clímax se produce al encontrarse ambos personajes. El tema principal de la novela gira en torno a la búsqueda simbólica de un hijo por parte de Bloom y a la conciencia emergente de Dedalus de dedicarse a la escritura. En Ulises, Joyce, lleva aún más lejos la técnica del monólogo interior, como medio extraordinario para retratar a los personajes, combinándolo con el empleo del mimetismo oral y la parodia de los estilos literarios como método narrativo global. La revista estadounidense Little Review empezó en 1918 a publicar los capítulos del libro hasta que fue prohibido en 1920. Se publicó en París en 1922.

    • Poema A Ulises de Juan de Arguijo:

    El griego vencedor que tantos años
    vio contra sí constante la fortuna;
    el que pudo, sagaz, de la importuna
    Circe vencer los mágicos engaños;

    El que en nuevas regiones y en extraños
    mares temer no supo vez alguna;
    el que bajando a la infernal laguna
     libre volvió de los eternos daños,

    Los ojos cubre y cierra los oídos
    de las Sirenas a la vista y canto
    y se manda ligar a un mástil duro.

    Y negando al objeto los sentidos,
      la engañosa belleza y fuerte encanto
    huyendo vence, y corta el mar seguro.

           En este poema, Juan, nos habla de un Ulises que siempre consigue sus azañas, un Ulises vencedor que pudo contra los poderes de Circe cuando esta lo intentaba convertir en un animal, como a los demás marineros. Trata a este héroe como un navegante valiente al que nada se le resiste y que puede con todo, un gran vencedor. Ulises baja a “El mundo de los fantasmas” por petición de Circe, pero consigue volver. Odiseo pide a los marineros que lo amarren a un mástil, por su propio pie, para poder soportar al bello canto de las sirenas y salir impoluto. Lo consigue y sigue su camino por el inmenso mar.

        Análisis literario sobre Ulises

        En El viajero ( Carlos Clementson) vemos a un Ulises marcado por el paso del tiempo, a un hombre acabado sin ninguna credibilidad por parte de nadie, ni siquiera por parte del perro, que en el mito es, precisamente, el que le reconoce.
        Esta es una visión del personaje que contrasta mucho con el mito clásico, donde Ulises, a pesar de estar disfrazado de mendigo, mantiene su poder de antaño y recupera a su familia. En el mito Ulises es un hombre acunado por los dioses y cuyo regreso era bastante esperado para algunas personas, sobre todo para Penélope, la que nunca se quiso creer su muerte y rechazó con ingenio a todos sus pretendientes, sin embargo en este poema nadie espera a Ulises, y absolutamente nadie le recuerda, este profundo sentimiento de olvido se plasma en los últimos tres versos del poema                                                                                                                            

        "Quizá no fuera nadie:
         el viento que del mar sopla en las largas noches.

        Se ha vuelto con las sombras."

        En Uises (Javier Salvago) se muestra una versión actualizada del mito clásico de Ulises,y por lo tanto también muestra una versión actual del propio Ulises, pero en todo esto podemos ver ciertas diferencias con la versión clásica de la historia. Para empezar, el protagonista, en el mito clásico era un hombre bastante querido, cuando en la versión actual es más bien un tanto odiado. También contrastan ambas versiones en que en la versión clásica Ulises viaja y vive trepidantes aventuras, mientras que en la versión actual su vida es monótona, aburrida y gris. Se aprecian claramente varios personajes del mito clásico adaptados a la monótona vida actual del protagonista, por ejemplo, en una parte del poema se compara al gigante Polifemo con el mercado y en otra a las sirenas con la tentación del juego.

         El mito de Ulises, a parte de servir de inspiración a escritores, si no también a algunos grupos musicales, como no queremos que nadie se pierda detalle de la huella del mito os dejamos unas cuantas canciones que podrían tener relación con él:



        En el muelle de San Blas, Maná, es una canción en la que se nos relata la historia de una mujer que espera a su amado que nunca llega. A ella la toman por loca e intentan encerrarla y disuadirla de su espera, pero finalmente no lo consiguieron. A la mujer protagonista de la canción la podemos relacionar fácilmente con la Penélope del mito clásico.




        En Ana y el mar, Mecano podemos ver el mito en otra perspectiva, al igual que en la versión clásica es Poseidón, el dios del mar, quien retiene a Ulises, Miguel en este caso, lejos de Penélope, pero en la canción lo hace por motivos muy diferentes a los clásicos, en vez de apartarlo de su hogar por dañar a Polifemo lo hace por celos hacia él, ya que está enamorado de Ana, Penélope.



        Como Ulises, Javier Krahe, relata la odisea completa de Ulises casi a la perfección, pero con un final distinto. En el mito original Penélope espera a Ulises hasta que llega, pero la Penélope de Krahe se casa con otro hombre y cuando Ulises llega a casa y se la encuentra con otro decide retomar su odisea.

        miércoles, 14 de diciembre de 2011

        Relación entre mitología, cultura y arte.

        La cultura es el conjunto de símbolos (creencias, costumbres, ritos, educación, moral, arte…) y objetos (vestimenta, vivienta, productos, obras de arte, herramientas…) que son aprendidos, compartidos y transmitidos de una generación a otra por los miembros de una sociedad, por tanto, es un factor que determina, regula y moldea la conducta humana como el arte, que enlaza directamente con las capacidades simbólico-representativas humanas y teniendo esto en cuenta podemos decir que tanto el mito como el arte nos brindan una suerte de "conocimiento configurado del mundo". El "arte" es una categoría cultural que tiene su posición dentro de la ciencia y la cultura y, aunque es posible encontrarla en prácticamente todas las culturas, cabe señalar que si bien esto es factible, encontramos que no todas las culturas diferencian de igual modo a lo que consideran arte de lo que no lo es, o dicho de otra manera, cómo entienden qué "entra" o "no entra" en la categoría de "arte" propia de una cultura dada.

        Glog: Ulises ilustrado



        Esto es un glog. Un glog es una aplicación web en el que se pueden crear collages, usando diferentes textos, fuentes, imágenes, archivos vectoriales, sonidos, vídeos y plantillas para crear una pieza creativa de información única, una pieza digital que podrá ser visitada en Internet por cualquier usuario.

        Es una herramienta de expresión enfocada a la diversión y a la comunicación pero que, puede llegar a ser una herramienta muy interesante.

        Aquí, nosotras hemos creado uno en el que no sólo añadimos imágenes sobre el gran mito, ya muy conocido, sobre Ulises, sino también un poema de Juan Antonio Olmedo: "Arrepentido Ulises" interpretado por Natalia Novoa.

        martes, 13 de diciembre de 2011

        Resumen de la Odisea, Homero.

        La Odisea empieza en Grecia, años después de la Guerra Troyana. Ulises, el rey de Ítaca, no ha logrado volver a casa y muchos creen que está muerto. Sabemos desde el principio del cuento que eso no es verdad. Se lo llevaron preso a la isla de la diosa Calipso. De hecho, es prisionero del amor. Además, Poseidón, el dios del mar, no está contento con Ulises y no está dispuesto a dejarle volver a casa.

        En Ítaca, la esposa de Ulises, Penélope, está rodeada de pretendientes que quieren casarse con ella para quedarse con las pertenencias de su esposo. La diosa Athenea, amiga de Ulises desde siempre, guía a su hijo, Telémaco, a que vaya en busca de su padre.

        Primero, Telémaco va a Pilos para visitar al Rey Néstor, que le da una muy buena acogida, le da de comer y le dice que vaya a ver al Rey Menelao en Esparta, así se entera de que su padre está vivo y de que es prisionero en la isla de Calipso.

        Mientras tanto, en Ítaca, los pretendientes hacen planes de matar a Telémaco cuando vuelva.

        En Olimpos, Athenea le ruega a su padre Zeus, el rey de los dioses, que tenga piedad de Ulises y que haga que Calipso lo deje marcharse. Zeus lo hace y Ulises emprende su viaje pronto, con muchas quejas de Calipso. La balsa de Ulises se choca en la tierra de los feacios, donde lo ayuda Athenea, quien hace que la princesa se enamore de Ulises y que convenza a sus padres que le den comida y refugio. A cambio por su ayuda, los feacios le piden que cuente su historia y aquí se empieza el largo cuento de las aventuras de Ulises durante los años posteriores a la guerra.

        Ulises salió de la Guerra de Troya con una nave llena de itacenses. Primero llegaron a una tierra extranjera y saquearon el pueblo. Unos días de tormentas más tarde, llegaron a la tierra de los lotófagos, donde los hombres comen el loto y se olvidan de sus casas y sus familias. Luego a la isla de los cíclopes, monstruos enormes con un solo ojo. Por desgracia, los itacenses se encuentran en la cueva de uno de estos monstruos, quien bloquea la salida con una piedra grande y se come a algunos de los hombres. Ulises, sin embargo, mantiene la calma y con su astucia se libra del cíclope con un juego de palabras en el que se hace llamar "Nadie".
        Resulta que Polifemo es el hijo de Poseidón y ora a su padre, el dios del mar, y le pide que Ulises sufra. Y que sufra más y que pierda a sus compañeros y que tal vez muera. Ésta es la razón por la que Poseidón odia a Ulises tanto.

        Ulises sigue con su historia. Él y sus compañeros llegan a la isla de Eolo, el dios de los vientos. Eolo los ayuda y pone todos los vientos menos el poniente en una bolsa, de modo que los marineros vayan directamente a Ítaca. Por desgracia, Ulises no les dice a sus compañeros qué hay en la bolsa. Creen que es un tesoro y la abren durante el viaje de vuelta, y se ven enfrentados a tempestades de nuevo.

        Luego llegan a la tierra de Circe, una hechicera que convierte a muchos de los hombres en cerdos. Con la ayuda de los dioses, Ulises logra convertirlos en hombres de nuevo y hace el amor con Circe. Por un año. Uno de sus compañeros le pregunta, "¿Ya podemos irnos?" y Ulises dice "OK". Con tristeza, Circe le dice que ahora tiene que bajar al infierno para recibir los consejos del profeta Tiresias. Lo hace y Tiresias le profetiza que llegará a casa pero con mucha dificultad. Ulises habla con otras personas famosas que han muerto, como sus amigos de la guerra Aquiles y Agamenón. Encuentra también al espíritu de su madre, que se murió por de la pena que le causó la ausencia de su hijo.

        Los itacenses regresan a la tierra de Circe para pedir consejos sobre cómo deberían navegar las aguas peligrosas. Después de desembarcar, se encuentran con las Sirenas, mujeres monstruosas con voces hermosas que pretenden atraer a los marineros hasta su muerte. Ulises será el primer hombre que las oye cantar y que vivirá para contarlo. Ordena que sus compañeros se tapen los oídos y que lo aten al mástil para que pueda oír la canción de las Sirenas. Luego hay dos monstruos aterradores que son, por coincidencia, femeninos: Escila y Caribdis. Como predijo Circe, seis itacenses pierden la vida a causa de Escila, que tiene seis cabezas. Los marineros apenas se escapan de Caribdis, una vorágine enorme que traga el mar y luego lo vomita.

        Los itacenses aterrizan en la isla de Helios, el dios del sol. Allí están sus vacas muy especiales. A pesar de haber recibido varios avisos de no comer las vacas, lo hacen, en lugar de morir de hambre, una muy mala decisión. Todos los hombres mueren en una tormenta, excepto Ulises, quien se encuentra en la isla de Calipso por los siguientes siete años.

        Así termina la historia de Ulises como la narra a los feacios. Están tan conmovidos que le dan muchos tesoros y lo llevan a Ítaca. Una vez ahí, Athenea le pone un disfraz para que pueda enterarse de la situación. Los pretendientes todavía están en su casa, comiendo toda su comida y creando problemas, y piensan que si se quedan bastante tiempo, Penélope tendrá que casarse con uno de ellos. Le pide ayuda al encargado de sus puercos, Eumeo, quien lo recibe y le da una cama para la noche. Athenea vuela a Esparta para encontrar a Telémaco y llevarlo a casa.

        Al volver el príncipe, Ulises se revela a su hijo. Tras una reunión alegre, Ulises viaja al palacio, todavía disfrazado como mendigo. Habla con Penélope y trata de convencerla de que Ulises va a volver pronto. Ella no lo cree. Ulises aprovecha de esta oportunidad para ver cuáles de los sirvientes aún son fieles y cuáles están en el lado de los pretendientes.

        Penélope está cansada de esperar tanto y les ofrece una prueba a los pretendientes. Inventa una competencia de fortaleza física y declara que se casará con el ganador. Los pretendientes tienen que encordar el arco de Ulises y lanzar una flecha por los cabezales de doce hachas. Muchos pretendientes lo intentan y no tienen éxito, hasta que el mendigo (Ulises disfrazado) pide la oportunidad de intentarlo. Tiene éxito, se quita el disfraz y, con la ayuda de Telémaco, unos sirvientes leales y la protección de Athenea, mata a todos los pretendientes (más de 100).

        Ulises y su esposa se reunen y todo está bien. Pues, todavía queda el detalle de que Ulises acaba de matar a todos los nobles jóvenes de Ítaca y sus padres están furiosos. Ulises sale del palacio, se reúne con su padre Laertes y se esconde mientras los padres buscan la venganza. Parece que habrá más violencia pero Athenea acude y pide que todos dejen de pelearse. Esto les parece una buena idea y la paz vuelve a Ítaca.

        lunes, 12 de diciembre de 2011

        Personajes, temas y motivos.


             Personajes:

        Busto de Ulises
        • Ulises: Ulises es un héroe viajero, rey de Ítaca.  Destruida Troya, embarca para Ítaca y así empieza su gran aventura que dura diez años. Durante su viaje de regreso tuvo aventuras increíbles, pero su renombrada inteligencia lo ayudó a sobrevivir las numerosas dificultades, a pesar de que su tropa no fue tan afortunada.
        • Telémaco: hijo de Ulises y Penélope. Embarca en la búsqueda de su padre cuando este se va de Ítaca, pero no lo encuentra y no lo vuelve a ver.
        • Penélope: Esposa de Ulises, rey de Ítaca, con el que tiene un hijo, Telémaco. Después de la guerra de Troya, Ulises tarda diez años en         regresar a Ítaca. Penélope es, en el mito, símbolo de las virtudes conyugales.
        • Lotófagos: comedores de loto, no era un pueblo hostil. Pero el problema era otro: los hombres, al participar en su banquete, al comer su plata, se olvidan de todo, pierden la memoria, se desentienden de su vida pasada.
        • Polifemo: es un cíclope, ser gigantesco con un solo ojo en el centro de la frente. Vive en una caverna en la cual llegan Ulises y sus marineros para obtener alimentos pero el cíclope empieza a comerlos uno a uno, y gracias a la astucia de Ulises, él y seis de sus marineros se salvan.
        • Circe: era una diosa y hechicera, astuta y engañosa que tiene un claro objetivo: Engañar a los hombres, envenenarlos y tenerlos bajo su dominio. Lo más común era que convertía a los hombres en cerdos, como en uno de los poemas indica.
        • Las sirenas: seres extraordinarios; eran extrañas mujeres, hijas del mar, que de cintura para abajo, tenían la forma de grandes peces. Tenían bellos rostros y las cabelleras flotantes; lo sabían todo. Las sirenas, seres cruelísimos, permanecñían sentadas a la orilla del mar, entonando atrayentes canciones. Y más bellas y hechiceras que sus rostros eran sus voces (una voz dulce como la miel que alegran el alma y acrecientan la sabiduría). Atraídos por ellas, los marineros, no podían resistir la tentación de desembarcar en la isla. Entonces las sirenas los mataban.
        • Eolo: dios del viento. Acogió a Ulises y sus hombres durante un mes. Como regalo de despedida le dió a Ulises una bolsa que contenía todos los vientos. Eolo hizo soplar una suave brisa que rápidamente llevaría las naves a Ítaca. Los hombres de Ulises fueron a curiosear lo que tenía en la bolsa y al abrirla todos los vientos se escaparon. La fuerza de los vientos los arrastró hacia alta mar, alejándolos otra vez de Itaca.
        • Calipso: vivía en la isla de Ogigia; era una ninfa de hermosas trenzas y avariciosa, ya que quería para ella a Ulises, le hablaba con voz dulce para que olvidara su muy añorada tierra, Itaca. Acogió a Odiseo después del naufragio y le retuvo siete años. A pesar de su promesa de convertirle en inmortal, no consiguió que Odiseo olvidara su esposa ni su patria.
        • Athenea: hija de Zeus, salió armada de la cabeza de Zeus y protege a Ulises en todo los sucesos que le ocurre.
        • Zeus: dios principal; dios del rayo.
        • Helios: dios del sol.
        • Poseidón: dios del mar.
        • Caribdis: un remolino que engulle y que no se ve.
        • Néstor: rey de Pilos.
        • Eumeo: sirviente de Ulises

        Temas:
        • Búsqueda del hogar perdido: Ulises sale de Troya y se dirige hacia su isla: Ítaca. Cuando por fin llega a Ítaca, quiere recuperar el amor de los suyos antes de revelar su identidad.
        • Fidelidad conyugal: Penélope espera a Ulises aunque tenía muchísimos pretendientes. Al final los rechaza a todos y se queda sólo con Ulises.
        • Final de la adolescencia: Telémaco, el hijo de Penélope está cansado de la sobreprotección de su madre y por eso sale en busca de su padre.
        • Curiosidad por lo desconocido: El deseo de saber quién es el dueño de las cuevas. El pasaje en el que se amarran para que puedan oír a las sirenas.
        • Ambición por el poder y la riqueza: Los pretendientes de Penélope sólo quieren las posesiones de Ulises.
        •  Predominio de la astucia sobre la fuerza: Cuando Ulises enfrenta a todos los pretendientes de Penélope, lo hace disfrazado de otra persona en lugar de llegar con un ejército o de otra manera violenta.

        Motivos:
        El principal motivo que mueve a Ulíses es llegar a su patria, Ítaca, la cual hace 20 años que dejó abandonada y el otro es el afán de aventuras y engaños con los cuales logra su objetivo.

        domingo, 11 de diciembre de 2011

        Reescripción del mito de Ulises

        Capítulo 1

        El aire abrasador y seco del desierto invadía el ambiente. Ulises, un hombre alto y musculoso de mirada serena e inteligente, se preparaba para la reunión del ejército. Esperaba que escuchasen su propuesta, normalmente lo tenían bastante en cuenta, siempre fue un hombre bastante influyente, esa es una de las pocas cosas que no cambiaron cuando llegó al frente. Pero esta vez quizás su idea era demasiado descabellada, incluso podrían pensar que los horrores de la guerra lo había vuelto loco por completo, pero esta era la única opción viable si querían firmar la paz y poder volver con sus familias a sus casas. Ahh pobre Ulises echaba mucho de menos a su esposa y a su hijo, hacía años que no se veían, cuando él se fue, Telémaco media aproximadamente un palmo, ahora ya rondará el metro y medio, quizás más. ¿Y qué hay de Penélope? ¿Habrán los años apagado la belleza y la alegría de su rostro? Este era un tema que Ulises solía evitar ya que le hacía sentirse nostálgico y triste y eso en el campo de batalla no solía ayudar.  Ya se acercaba el momento de la reunión. Mientras esperaba en la sala improvisada sala de reuniones (llamarlo sala era casi un alago pues era una tienda de campaña bastante maltrecha, pero al menos era lo suficientemente amplia para acoger a los altos mandos del ejercito y a una pequeña mesa pleglable ) se dedicaba a repasar mentalmente su plan. Su plan inicial consistía en infiltrarse en el bando enemigo y convencerles de que les dejasen sus tierras ya que eran inservibles para cultivar o incluso para vivir cómodamente (aunque eso si sus profundidades estaban plagadas de petróleo y minerales muy cotizados en el mercado) no, eso no iba a funcionar necesitaba algo más drástico no podía andarse con tonterías tenía asesinar al dueño del territorio, ¿Pero como hacerlo sin llamar demasiado la atención? Tendría que poner en practica todo su potencial como actor y fingir que había cambiado de bando e ir acercándose a el asta ganarse su confianza, era arriesgado, pero era lo mejor que se le ocurría. Ya llegan los demás oficiales. La reunión promete, están presentes todos los altos mandos militares. Parecían querer acabar cuanto antes, ¿Eso será bueno o malo? Después de los apurados saludos de cortesía se dispusieron a debatir sus propuestas y pronto le llegó el turno a Ulises.
        Lo estaban mirando de una forma extraña, todo parecía indicar que sus sospechas acerca de las posibles opiniones sobre su salud mental eran ciertas, asta que el general Molsey, se las confirmó: "¡Te has vuelto loco, o es que quieres morir, insensato!" "No, lo quiere es traicionarnos" contestó el general Buttercrup. En apenas unos segundos todos empezaron a discutir su propuesta, formando tal alboroto que Ulises no conseguía enterarse de quien lo defendía y quien pretendía encerrarlo en un manicomio de por vida, pero el permaneció impasible y sin intervenir durante un buen rato hasta que el general Miller gritó por encima de aquel tumulto captando la atención de todos y se dirigió a Ulises: "¿Estás  seguro de lo que dices? ¿De verdad crees que te será tan fácil infiltrarte en  el bando enemigo?  "Nunca dije que fuese a ser fácil señor, es más, diría que tengo muchas posibilidades de fracasar pero por favor les ruego que confíen en mi" "No sabes lo que dices.." Interrumpió Molsey pero antes de que terminase la frase Milles dijo " ¿y si tu plan  fracasa muchacho, eres consciente de lo que te haría esa gente?" "Lo soy señor"
        La conversación se prolongó durante varias horas más, pero finalmente se aprobó su plan.
        Partiría a la semana siguiente.



        Capítulo 2:

        Era mediodía cuando llegó al cuartel enemigo, podría haber llegado a cualquier otra hora en la que el clima desértico fuese más amable, pero mediodía era el mejor momento, el calor atontaba a la gente, por muy acostumbrados que estuviesen, a esas horas los guardias siempre estaban más distraidos y con suerte, quizás lo suficientemente atontados para mostrarse más indulgentes con el recién llegado. La otra razón por la que eligió esa hora y no otra es que no te aventuras en el desierto a mediodía, desarmado y sin víveres a no ser que estés muy perdido o muy desesperado, desesperado como lo estaría un general que abandona su ejercito para cambiar de bando, por ejemplo.
        Le habían visto, lo sabía, podía sentir sus armas apuntándole pero debía mantener la calma. Levantó las dos manos y se arrodilló en la arena (que teniendo en cuenta que era mediodía no debió ser agradable) en señal de rendición y pidió clemencia. Estaban ya a punto de dispararle cuando Jafar (el governador de las tierras y jefe del bando enemigo) apareció de repente y detuvo a sus soldados con un gesto. Todo fue bastante rápido, cuando se quiso dar cuenta lo estaban interrogando en una sala dentro de la fortaleza. Aun no tenía claro si eso era bueno o malo, pero era mejor pensar en positivo, por lo menos ya estaba dentro y allí había aire acondicionado. Debía tener cuidado con sus respuestas, no estaba en situación de equivocarse, el mas mínimo error podría costarle su vida e incluso la de sus compañeros, tenía que concentrarse. Por el momento todo parecía ir bien, aunque todavía lo miraban con cierta desconfianza, pero los tenía en el bote, lo sabía podía notarlo, pero no podía confiarse. Su historia de que le habían engañado y traicionado y buscaba venganza era creíble, pero si indagaban demasiado encontrarían lagunas en su versión debía tener cuidado y parecer desolado, enfadado y seguro en una proporción precisa, no podía bajar la guardia. El interrogatorio parecía haber terminado, fue mejor de lo que pensaba, hasta le dieron agua, eso en el desierto es un bien demasiado preciado como para malgastarlo con alguien a quien le quedasen unas pocas horas de vida.

        Ya llevaba unos 3 días el la fortaleza y a penas había conseguido acercarse a Jafar, pero no debía impacientarse, eso no le ayudaria, debía mantener la cabeza fría y pensar como llegar asta él. Hay alguien en la puerta, por el revuelo de los guardias, diría que todo va mejor de lo que creía. En efecto así era, Jafar acababa de entrar en el cuarto y parecía tener ganas de hablar en privado ( con la presencia de sus guardias, claro está). Hablaron durante un largo tiempo sobre sus antiguos compañeros y sobre el porque de la traición, pero no del mismo modo que en el interrogatorio, es más si no fuese imposible asta diría que pretendía ser comprensivo. Al terminar la charla pasó algo que ni el propio Ulises esperaba, Jafar lo había invitado a su despacho al día siguiente, sin guardias. No podía perder tiempo tenía que ponerse en contacto con su cuartel general cuanto antes. Por suerte que logró colar un móvil. En cuanto estuvo seguro de que nadie le oía hizo la llamada. Ya estaba todo planeado sólo tenía  que esperar.

        Al día siguiente lo despertaron los guardias y le ordenaron preparase para su reunión, en pocos minutos podría realizar su plan, provablemente sus compañeros estarían de camino, todo iba según lo previsto.
        El despacho de Jafar era un claro ejemplo de la cultura árabe, estaba muy ricamente decorado con telas y tapices y con unos muebles muy elaborados, aunque no recargados, pero Ulises solo podía fijarse en la colección de armas de la pared. El presidente lo invito a sentarse y a que se sirviera un poco de té, parecía que le había caido bien, al parecer el también se había visto obligado a cambiar de bando en el pasado y comprendía muy bien su situación y sus dudas, pobre iluso, al parecer nuestro protagonista era mejor actor de lo que se esperaba o Jafar disimulaba muy bien, pero era mejor pensar en positivo. De pronto empezaron a escuchar bastante escandalo fuera, "Cada vez estos guardias son más indisciplinados" decía Jafar, a Ulises le vibraba el bolsillo desde hacía un rato por lo que sabía que aquel alboroto no era fruto de una simple riña, pero debía mantenerse impasible, o el plan podía venirse abajo. El ruido era cada vez mayor, se estaban acercando Jafar parecía querer intervenir, pero cuando se quiso dar cuenta Ulises le había puesto una espada en el cuello y los altos mandos del ejercito enemigo estaban es su despacho. Lo mataron, no sin antes obligarle a firmar la cesión de las tierras y hacerle saber que su ejercito había sido completamente derrotado. Habían ganado la guerra, por fin podía volver a casa.



        Capítulo 3: El viaje.

        Los navíos del ejercito se preparaban para zarpar. Ulises no podía creerlo, en a penas un mes volvería a su hogar, con Penélope y Telémaco. Un mes. Sólo un mes más y volvería a ser libre... Pero no todo eran pensamientos alegres en la mente de Ulises. Desde que partió a la guerra, dejando atrás su tierra y su gente habían pasado muchos años, demasiados incluso. Esos oscuros pensamientos empañados de pena y tristeza volvían a rondarle la cabeza ¿Y si su hijo no lo reconocía? en el fondo sería lo lógico, había crecido sin el, la última vez que lo vio era casi un bebé, pero aun así ese pensamiento le atormentaba. Lo que pudiese haber echo el tiempo con la belleza de Penélope ya no le importaba, lo que de verdad lo reconcomía era que pudiese haber encontrado a otro hombre que la hubiese sabido atender mejor que él, aunque si esto era así Ulises no se lo reprocharía. Debía obligarse a pensar en otra cosa o el viaje se le haría eterno. No le costó mucho encontrar una ocupación, había que poner el barco a punto para zarpar, debía comprobar que todo estuviese en su lugar.

        Capítulo 4
        Muy lejos de allí, en la otra punta del mundo, en una preciosa casa con jardín un niño de unos diez años jugaba sólo a la pelota, era un día absolutamente normal para el, se había levantado, había ido el colegio, su madre le obligó a hacer los deberes... Telémaco siempre pensó que su familia era un poco rara. Para empezar, las madres de los otros niños niños sonreían mucho cuando estaban con sus hijos o con sus amigos adultos, pero la suya aunque parecía esforzarse mucho no lo conseguía del todo, los demás no lo notaban pero él sabía que ella en el fondo estaba muy triste y no sabía muy bien porque, aunque pensaba que podía ser por el otro motivo de la "peculiaridad" de su familia; Todos sus amigos tenían un padre y una madre, pero el solo tenía a su madre. Por supuesto el sabía que tenía un padre, su madre le había hablado de el, pero nunca lo había visto, al menos que el recordase. Se hacía tarde debía entrar en casa y ayudar a su madre con las tareas. Cuando entró encontró a su madre extraña, sonreía mucho y parecía muy contenta, mucho más de lo que nunca la hubiese visto. Sostenía una carta. Telémaco se preguntaba que podía haber en un papel que pudiese hacer tan feliz a una persona, pero no tuvo que preguntárselo mucho, pues pronto su madre corrió a abrazarlo diciendo que u padre iba a volver a casa en pocas semanas. No sabía muy bien que pensar, pero algo que hiciera tan feliz a una persona y sobre todo si esa persona era su madre, podría ser malo, así que se limitó a sonreír y a abrazar a su madre.

        Capítulo 5

        Ya llevaban unos días de travesía cuando se dieron cuenta de que parte de sus reservas de comida habían sido contaminadas y el agua y los víveres comenzaban a escasear alarmantemente, por lo que se vieron obligados a atracar en el puerto de una isla.
        El puerto de aquella isla era bastante extraño normalmente los puestos bullen de actividad, si no es por el turismo o el deporte es por la pesca, era muy extraño ver un lugar tan silencioso. Quizás fuese una isla con pocos habitantes y los trabajadores del puerto estaban en su descanso. No podían tener esto claro porque su GPS no era demasiado fiable ultimamente, por lo que Ulises  mandó desembarcar a sus hombres y junto con algunos de sus compañeros, fue a buscar a los operarios del puerto. No tardaron mucho en encontrarlos efectivamente algunos de los encargados del muelle estaban descansando en una pequeña caseta, no muy lejos de donde habían atracado. Ulises llamó a la puerta con cierta timidez, ciertamente esperaba una reprimenda por atracar en su puerto sin avisar y sin permiso pudiendo entorpecer el funcionamiento habitual del lugar, pero para su sorpresa los acogieron bastante bien incluso los invitaron a comer con ellos y a alimentar al reto de la tripulación, además de ayudarlos a conseguir más víveres. Todo era bastante inusual, pero provablemente sólo querían que abandonasen la isla cuanto antes, o quizás simplemente habían topado con un pueblo de comerciantes ansiosos por vender su gastronomía. La comida que les sirvieron era también poco usual, al menos Ulises nunca la había probado, aunque con casi diez años en una guerra pasando penurias no era raro que la gastronomía hubiese evolucionado un poco, de todas formas era un plato delicioso. Mientras comían e interactuaban con los isleños, Ulises observó en ellos un comportamiento peculiar, a pesar de ser generalmente amables, tenían unos cambios de humor un tanto bruscos y a veces se mostraban de lo mas irritable, también pudo ver cierta desgana y apatía en ellos, sin mencionar que parecían gente de lo más despistada y olvidadiza. A medida que avanzaba la conversación, no pudo evitar fijarse en la mirada de los trabajadores del puerto. Tenían los ojos un tanto enrojecidos e incluso diría que las pupilas dilatadas, todo esto podía deberse a que  la luz en la caseta era bastante tenue, pero Ulises tenía el presentimiento de que algo raro ocurría.
        Cuando salieron de la caseta y Ulises quiso reunir a su equipo para que cargasen el barco con los nuevos víveres y poder zarpar cuanto antes, no sin antes agradecer su ospitalidad a los isleños claro está se dio cuenta de que faltaban varios de sus hombres. Esto lo desconcertó, pues había dado orden expresa de que nadie abandonase el puerto. En fin, ahora tendrían que retrasarse e ir a buscarles, se iban a llevar una sanción ejemplar por incumplir ordenes estrictas y retrasar el viaje.
        Ulises se encargó personalmente de la búsqueda de los siete soldados extraviados, junto con algunos de sus hombres de confianza y dos guías isleños. No tardaron mucho en encontrarles pero a Ulises y a los suyos no les gustó mucho lo que vieron (a los isleños parecía que les daba igual). Cuando encontraron a los hombres perdidos, la escena que vieron era un tanto sobrecojedora, o más bien daba cierta lástima. Al parecer según supieron días después los isleños los habían engatusado para que los siguieran, pero en el momento, cuando vieron a los soldados tirados en el suelo con la mirada perdida y unas jeringas tiradas en el suelo, sospecharon que la culpa era sólo de los soldados. No tardaron mucho en llevarlos de vuelta al barco y tardaron menos en descubrir que en aquel lugar situaciones como las de  nuestros siete soldados son algo, más que habitual una costumbre arraigada, y tampoco es que les costase relacionar todo esto con el comportamiento extraño de los operarios del puerto. Por fortuna los soldados gracias a los escasos conocimientos médicos de Ulises se mejoraron pronto y en alta mar, pues en cuanto supieron lo que pasaba en aquella isla zarparon de inmediato.


        Capítulo 6:
        Tras semanas ya de travesía el agotamiento empezaba a hacer mella en los tripulantes del navío, pero por fortuna las ganas de volver a sus respectivos hogares era el mejor remedio contra el cansancio. Por motivos quizás obvios quizás no, tuvieron que deshacerse de las provisiones que les dieron tan amablemente aquellos isleños, por lo que se veían obligados a tomar tierra de nuevo. Ulises temía tomar tierra de nuevo, dada su última experiencia y porque sabía que eso los retrasaría aun más en su ya casi inminente regreso a sus hogares, pero debían parar o morirían de hambre y sed.
        Cuando llegaron a puerto les alegró que este bullera de actividad. Allí los acogieron con cierto reparo y una muy bien fingida cortesía, hasta que llegó un hombre que se hacía llamar Polifemo y que era uno de los grandes del mundo empresarial ( y puestos a alardear su currículo también era un grande en el bello mundo de la extorsión y el desfalco) y dueño legítimo de aquel bullicioso puerto y de casi todo lo que en el habitaba. A Polifemo no le pareció nada bien la intrusión de extraños en sus tierras por lo que los retuvo para "tener una amable y bienintencionada entrevista con el capitán del navío" esto lo dijo con un tono de falsedad absoluta pero Ulises no pudo negarse y finalmente terminó en un cuarto mal iluminado que parecía ser despacho de nuestro amigo empresario. Era bastante austero solo había un escritorio cubierto de papeles, un baso y un abrecartas, y dos sillas, una grande y mullida (la suya) y otra queña y menos mullida (la de invitados). Como Ulises ya se imaginaba Polifemo no quería una amable entrevista si no mas bien un interrogatorio exaustivo sobre su procedencia y saber si en ese barco había algo de interés.
        Al ver que nada era de su agrado creyó que Ulises lo engañaba y le puso un cuchillo en el cuello, Ulises sin pensar cogió el abrecartas (que era de metal) y rápido como el viento se lo clavó al empresario justo en el ojo, después de este movimiento Ulises salió del cuarto lo más rápido que pudo y respiró aliviado al ver que sus hombres estaban ya en el barco. En pocas horas ya habían dejado atrás los dominios de aquel hombre y se disponían a buscar otro lugar en el que reponer su despensa pero descubrieron que algún "amigo" de Polifemo había destrozado todo su sistema de navegación.

        Capítulo 7:
        Un día de travesía más tarde desde su último intento de adquirir algunos víveres llegaron a una pequeña isla en la que sus habitantes los trataron muy bien y gracias a los cuales pudieron reponerse de su accidentado viaje. Pero como ya deberían saber nuestros personajes, los filántropos son algo escaso en este mundo y por eso uno de aquellos amables pueblerinos les rogó que llevasen una peligrosa carga asta su tierra, que no había problema si la caja no se movía bruscamente. Ulises aceptó, pues no pudo negarse, y así con las bodegas llenas y un amenazador paquete partieron con fuerzas renovadas a su hogar.
         Todo iba muy bien. En los últimos días no hubo ningún percance. Todo iba tan bien que asta era aburrido.
        Por desgracia para la tripulación en aburrimiento duró poco y cuando se dieron cuenta la peligrosa carga que portaban se soltó y explotó dejando inservible el sistema de navegación y el motor, lo que los hizo navegar a la deriva durante días.


        Capítulo 8:
        Tras días de ir a la deriva encontraron otra isla que tenía un bonito puerto natural  en el que había pequeños barcos cuyos pasajeros se dedicaban a la pesca y que no pudieron evitar alzar la vista al ver pasar un navío tan grande como era el suyo. Tuvieron suerte la corriente los dejó bastante cerca de la isla. Echaron anclas y cogieron  los botes salvavidas. La gente de aquel lugar los trataba con cierta indiferencia, pero el que no se desviviesen por ayudarlos tranquilizaba bastante a los  soldados. Tras encontrar a un ingeniero y un técnico que los pudiera ayudar con su barco se fueron a un bar a comer y después algunos decidieron dar un paseo por el hermoso bosque que rodeaba la isla. En el bosque, encontraron una rústica cabaña de madera, y una piara de cerdos. De la cabaña salió una mujer de mediana edad vestida de un modo que pegaba mucho con su rústica casa que al ver a los soldados insistió en invitarles a limonada alegando que alguien que lucha por la patria debe tener siempre derecho a un refresco frío. Los soldados, como la caminata les había dado sed y la mujer parecía amable accedieron.
        Cuando los responsables de la reparación del barco ya tenían su trabajo más o menos avanzado Ulises se aventuró a dar un paseo por el bosque al igual que sus compañeros, que por cierto ¿Donde estaban? seguramente lo averiguaría pronto. Tras caminar un rato se topó con la misma cabaña, los mismos cerdos y la misma mujer que sus compañeros, claro que eso el no lo sabía. Ahora la mujer daba de comer tranquilamente a los cerdos cuando vio a Ulises " Vaya otro soldado, debe ser la nueva profesión de moda en la isla" Ulises reparó en unos vasos de limonada vacíos y comenzó a atar cabos " Vaya, espero que mis soldados no la hayan importunado" " Oh no, al contrario, fueron muy amables y asta me resultaron útiles" Ulises rió y continuo la conversación con aquella mujer tan amable. La charla duró varios minutos hablaron de la isla en la que se encontraban, de su gente, de otras islas... Ulises mismo descubrió la afición que tenía aquella mujer por las hierbas y sus propiedades, le pareció una cualidad muy interesante. De pronto reparó en la comida que le estaba dando a los cerdos y vio algo que le resultaba familiar. Después de observarlo un rato se dio cuenta de que ese objeto pertenecía a uno de sus hombres, a Cícero concretamente, ese era su anillo, era uno de sus objetos más preciados, se lo había regalado su hija antes de la guerra, no podía permitir que se lo comieran los cerdos, debía recuperarlo y devolvérselo.
        "Disculpe, me parece que uno de mis soldados se olvidó algo aquí y no creo que le gustase que los cerdos se lo comiesen" medio-bromeó Ulises que de pronto reparó en extraño tono rojizo de la comida de los cerdos " Vaya, siempre me dejo alguna de estás cosas al preparar esta cosa, cualquier día uno de mis pobres cerdos enfermará por alguno de estos despistes" Ulises sonrió y tomó el anillo que la mujer le lanzó un tanto extrañado por su respuesta. De pronto reparó en que el anillo estaba recubierto de algo rojo y pegajoso que le resultaba familar, se acercó el anillo a la nariz y lo olfateó, de repente la presencia de aquella mujer asta ahora agradable le empezaba a incomodar, tenía que buscar el modo de salir de allí. Se despidió, estaba pálido. La mujer intentó detenerlo diciendo que no podía marcharse sin probar antes su limonada, que eso sería descortés. Tras mucho insistir la mujer consiguió que se quedase un rato más y que probase su limonada, que no le haría daño. No podía parar de pensar en sus compañeros, y tampoco podía parar de mirar a los cerdos, juraría que había visto un dedo. Se bebió la limonada de un trago y le preguntó a la mujer si sabía a donde habían ido sus soldados, a lo que respondió tranquilamente y como si fuese algo obvio
        " Creía que ya se había dado cuenta capitán, se los di a los cerdos" Ulises casi se desmaya, se encontraba débil, la limonada, pensó, debía salir de allí cuanto antes, volvió a despedirse y echó a correr ¡No llegarás muy lejos!" Dijo la mujer en un tono casi maternal, pero Ulises no le prestó atención solo podía pensar en sus compañeros y en la impotencia que sentía. Las piernas empezaban a fallarle " El veneno" pensó, aquello no podía estar pasando no podía acabar así, después de haber sobrevivido a una guerra. No podía hacerle eso a Penélope y a su hijo. Pensó en ellos pero no lo reconfortó. Finalmente consiguió llegar al pueblo donde le dieron algo de beber, el antídoto al veneno, supuso, y donde nadie se sorprendió lo más mínimo de su relato. Aunque no quería hacerlo, tuvo que pasar unos días más en isla mientras arreglaban su barco, pero esta vez dio orden expresa de que nadie se adentrara en el bosque. Poco tiempo después retomaron su viaje.

        Capítulo 9:
        Viajaron infatigables entre las revueltas aguas del océano durante semanas. Las tormentas los visitaban con frecuencia y el agua del mar y de la lluvia los calaba asta los huesos, la salitre les cortaba los labios y aunque de momento no escaseaba nada racionaban estrictamente la comida para no tener que detenerse en tantas ocasiones. Pero había algo que los obligaba a detenerse de nuevo, se estaban quedando sin combustible. Vieron un puerto cerca, pararía repostarían y se irían no se entretendrían mucho, o eso esperaban. Al llegar al puerto vieron un llamativo local decorado con neones de colores brillantes que dibujaban con sus luces promesas de diversión y placer y en cuyo interior hermosas mujeres seducen a hombres incautos y les muestran sus encantos más secretos a cambio del dinero que ganan con el sudor de su frente. Tentados por esas luces y alentados por la falta de calor humano, los soldados no pudieron evitar tomarse un descanso y entrar al burdel, sólo Ulises, que estaba demasiado ocupado reponiendo el convustible del barco pudo resistirse a los encantos de aquellas bellas damas. Cuando terminó su tarea, demasiado cansado para cualquier otra cosa, entro en aquel antro del placer y se pidió un vaso de bourbon, aquellas damas a veces se le acercaban melosas, e intentaban seducirle sin éxito. Cuando los soldados saciaron sus mas bajos instintos volvieron al barco, sin un céntimo y continuaron su viaje.

        Capítulo10

        Navegaron durante algunas semanas sin a penas incidentes, hasta que un día ocurrió lo peor. Una horrible tormenta asoló el océano y revolucionó las aguas asta tal punto que se tragaron el enorme navío. Fue un espectáculo grotesco. Trozos de madera y metal, cuerpos destrozados flotando sobre las olas, miembros desprendidos.... y un único superviviente a la tragedia. Ulises se aferraba con todas sus fuerzas a un trozo de madera para intentar resistir la fiereza del océano, pero el cansancio le pudo y se desmalló. Pasó la noche a la deriva hasta que por fin una ola lo arrastró a la orilla y un alma caritativa lo recogió y lo llevó a un hospital. Allí se repuso poco a poco de sus heridas. Pasó el tiempo y cuando estuvo por fin recuperado el alma caritativa que lo había recogido, una hermosa mujer de cabellos castaño y ojos verdes, le pidió que se quedase con ella. Ulises agradecido accedió a pasar un mes a su lado y así lo hizo.
        Pasado ese tiempo y una vez conseguida una embarcación Ulises partió de nuevo en su viaje, tal y como ya se imaginaba se perdió varias veces,pero eso no lo desalentó y continuó infatigable su viaje. Paró en varios puertos a reponer combustible y a conseguir alimentos y allá sonde iba le contaba sus aventuras a quien quisiera escucharle.


        Capítulo 11
        Ya estaba cerca, podía ver aquel inconfundible faro, Ítaca, la tierra prometida, el lugar, a sus ojos mas hermoso de la tierra. Estaba a sólo unos metros del puerto y a unos pocos kilómetros de su familia, no podía creerselo, hacía tanto tiempo que soñaba con aquello. Ya había dejado atrás el mar y las aventuras para coger el autobús y volver a su hogar. Cogió la linea siete, como siempre solía hacer años atrás para volver a casa después de pescar. Se preguntaba si Penélope seguiría allí esperándole y si su hijo lo aceptaría. Estaba a dos paradas de autobús de averiguarlo.Una. Ya está, como decían en Roma "Alea iacta est". Solo tenía que cruzar la calle. Se paró en seco. No se lo podía creer, bueno en realidad se lo esperaba, después de todo lo que había pasado era lo más normal. Cuando se asomó a la ventana vio que un hombre que no era él besaba a su mujer mientras el que debía ser su hijo, que ya tendría cuantos quince años tal vez más, sonreía.
        Una profunda tristeza lo embargaba por dentro. Estaba en en el lugar con el que había soñado durante años y a un par de metros de la gente a la que tanto había echado de menos, pero esa gente ya no lo recordaba, se habían olvidado de él. Se fijó más y pudo ver una cuna. Penélope estaba embarazada. No quiso quedarse más allí, no podría soportarlo, pero se dio cuenta de que no tenía ningún lugar a donde ir ya nada lo ataba a aquel lugar o al mundo mismo. Comenzó a caminar en una silenciosa peregrinación  hacia el mar, en el que se perdió para el resto de la eternidad.

                                                                                The end



        Comentario literario-cultural de los diferentes puntos de vista del mito

        En nuestra antología se puede ver el mito desde varios puntos de vista. En este apartado vamos, con la ayuda de tres poemas a comentarlos y a tratar de entenderlos.

        En Fábula, José Manuel Caballero Bonald nos muestra el paso del tiempo, y como este trae consigo el olvido. Nos habla de la existencia de una época de esplendor en la que todo eran aventuras y viajes, de como su cuerpo era todavía joven y saludable, de sus intrépidos compañeros de viaje... y de que todo esto, toda la gloria, la juventud todo desaparece con el tiempo y ya no nos queda nada salvo el reconocimiento de la historia


        En el poema de José Luis Puerto vemos la odisea desde el punto de vista de Penélope . Nos habla de como  tejía de día y destejía de noche mientras aguardaba por su amado. El poema en general trata de la espera y de la incertidumbre de si Ulises llegará o no o si de cuando llegue lo reconocerá alguien, o por el contrario el tiempo habrá echo demasiados estragos en su rostro. Al final el poema menciona el tráfico en los andenes* y de si en medio de aquel tumulto se encontrará Ulises y si de ser así, volverá a casa.

        En el poema de Silvia Ugidos Circe esgrime su argumento vemos todo desde un punto de vista diferente. Circe intenta convencer a Ulises de que se quede con ella en vez de regresar a su tierra, diciéndole que lo que le espera en Ítaca no vale la pena, que Penélope ya no es la que era y que su matrimonio con ella ahora mismo no son más que ataduras. Es decir en este poema a diferencia de la gran mayoría nos dibuja el regreso a Ítaca como la peor de las opciones.





        * En los puertos de mar, espacio de terreno sobre el muelle en que andan las personas que cuidan del embarque y desembarque de los géneros, o que vienen a este paraje para esparcirse o con otro objeto.

        miércoles, 7 de diciembre de 2011

        Antología poética de Ulises


        Aquí puedes contemplar la ya mencionada antología poética de Ulises en la que nos estamos basando para la realización de este blog.
        Ulises es ya un personaje muy conocido entre los alumnos de 4º de ESO del IES VALADARES, debido al trabajo que debemos hacer sobre Ulises y su mito.

        lunes, 5 de diciembre de 2011

        Línea del tiempo




        Esta linea del tiempo no es si no una forma de situar en su época a los autores de la antología poética en la que nos basamos en este blog para estudiar y comprender el mito de Ulises.

        Una linea del tiempo consiste en un eje cronológico en el que se sitúan fechas o acontecimientos importantes, en nuestro caso mostramos las fechas de nacimiento y muerte de los autores de nuestra antología poética, así como una pequeña biografía para dar a conocer un poco más la vida y la obras de nuestros autores.